Límites éticos de la investigación

La ciencia permite abordar problemas aparentemente insolubles; en los últimos años ha llegado a un despliegue tan extraordinario de la capacidad de reproducir y modificar la dinámica de los procesos naturales que muchas personas ven con recelo, y a veces con pánico, cierto tipo de investigaciones científicas, porque creen que pueden convertirse en el peor enemigo del ser humano y de su dignidad. La clonación humana, la experimentación con células embrionarias, los cultivos genéticamente modificados, etcétera, son objeto de un debate social a menudo plagado de demagogia.
En esos discursos falaces se presenta a la ética como la voz unívoca de los principios que delimitan las conductas lícitas e ilícitas, y que reclama la configuración de las leyes, a pesar de su pugna con los hechos y con las teorías científicas.
Esta contraposición entre ética por un lado, y realidad y ciencia, por otro, constituye un grave error de ciertas formas de pensamiento arraigadas en la sociedad. Las éticas dogmáticas establecen principios y normas sin tener en cuenta los conocimientos adquiridos y las necesidades humanas. Sin embargo, desde los orígenes de la filosofía, las éticas argumentativas han promovido el saber sobre la naturaleza y el ser humano y la armonización de ambos, así como la resolución de los conflictos entre personas y grupos por vías racionales.


Ciertas posiciones éticas rechazan la investigación con células embrionarias. Debe ser legalmente prohibida? Desde una consideración ética del ámbito público deben contemplarse las distintas maneras de analizar y evaluar el problema, los argumentos biológicos, sociales, económicos y humanos a favor y en contra, así como la condena que supone para miles de enfermos el bloqueo de esos estudios. La decisión final no puede establecerse de espaldas a la realidad, a la ciencia y al pluralismo de las ideas. Por eso la respuesta no puede ser simple; obliga a un ejercicio de reflexión sobre factores y consecuencias contrapuestos en muchos aspectos. La respuesta ética no podrá ser un mero sí o no, ni una afirmación genérica. La armonización de los distintos valores comprometidos obligan a delimitar supuestos, condiciones y finalidades. En el caso de los óvulos fecundados congelados ya existentes y no viables, en otros casos, con finalidad terapéutica o con otras finalidades, bajo determinadas condiciones de rigor científico y de control y supervisión de los procedimientos, etcétera. 

El ser humano tiene límites físicos y psicológicos… pero también éticos, que hacen que sus acciones sean precisamente humanas. Estos límites éticos posibilitan cualquier debate y la investigación, en concreto, con seres humanos. De ahí que toda investigación sin estos límites sería inviable. Se habla de límites éticos no en el sentido de impedimento, sino todo lo contrario, de posibilidad para la acción; solo se puede hablar de límites éticos si se afirma una verdad válida para todos y para todos los tiempos, independientemente de uno mismo. Asistimos a un verdadero progreso siempre que se realice una investigación en beneficio del ser humano. Así es, solamente se puede hablar de progreso si se entiende este en un crecer en humanidad.

Ejemplo:

Los límites éticos incluyen la dignidad de todo ser humano frente a las vulneraciones que pudiera sufrir de manos de otros e incluso de sí mismo. Además, los límites éticos permiten, entre otras cosas, que el ser humano se relacione con los demás y que pueda comprenderse a sí mismo.


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